Skip to content

Los fantasmas del tsunami de Japón

Fue un terrible 11 de marzo de 2011 cuando la alerta sísmica se escuchó en Japón, con un aterrador 9.0 grados en escala de Ritcher, el mayor sismo registrado en el país. El sismo produjo a su vez un enorme tsunami que acabó con la vida de aproximadamente 16,000 personas, y dejó damnificadas a varios millones.

Y aunque las ciudades y el país parecen haberse recuperado, según varios testimonios parece que las víctimas de la desgracia siguen ahí, como fantasmas.

Parte de lo interesante en este tema es lo referente a quien lo está investigando, ya que se trata de una joven de 22 años llamada Yuka Kudo, quien es su momento fue una víctima más del tsunami, y que desde que pasó la peor parte ha comenzado a buscar evidencia de las presencias de las víctimas que no tuvieron tanta suerte. Específicamente a 100 taxistas, quienes tenían historias y anécdotas de extraños sucesos paranormales.

De todas las historias, la gran mayoría tenían lugar en la noche, como el caso del taxista que trabajaba cerca de la Estación Ishinomaki, que pocos meses después del tsunami, una mujer le hizo la parada y él la recogió. Lo raro fue que la mujer le pidió que la llevara al distrito Minamihama, uno de los más golpeados por la tragedia. Pero el taxista accedió igual, probablemente pensando que la mujer quería ver o buscar algo.

De cualquier forma, el taxista le preguntó si estaba segura de querer ir a un lugar tan inhóspito a esas horas de la noche, pero la mujer, según él, parecía sumamente confundida con eso, como si creyera que todo siguiera igual que antes. El taxista escuchó como susurraba “¿Habré muerto?” extrañado, el taxista volteó a ver al asiento trasero, solo para darse cuenta qué estaba vacío.

Otro taxista relató el caso de un joven que subió a su taxi y que comenzó a pedirle que lo llevara a la montaña Hiyoriyama, al taxista no le agradaba la idea, pero acabó por llevarlo. Ya que el viaje fue por la noche, al llegar a las carreteras que llevaban a la montaña, la única luz eran los faroles del automóvil, por lo que al llegar al destino y encender la luz del auto, se sorprendió al encontrarse solo. Sin haber escuchado que las puertas se abrieran, no parecía haber otro motivo aparte de que el joven hubiera desaparecido.

Casos parecidos comenzaron a aparecer una semana después de que la tragedia ocurriera según los testimonios que la joven consiguió, lo que resulta bastante triste, ya que seguramente se trata de personas que en la conmoción del tsunami no lograron entender lo que les pasó y que murieron, dejando cosas por resolver. Por lo que seguían intentando seguir con sus vidas, según las presencias que los taxistas han presenciado en sus propios automóviles, sin saber que, hacía tiempo sus cuerpos habían dejado de latir.