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El túnel al infierno

Antes de la expansión del cristianismo en casi todo el mundo, cada cultura y civilización tenían sus propios mitos e historias. En particular, los romanos tenían su mitología muy arraigada al mundo real, pues había algunas cosas que tenían una conexión a lugares que realmente existían. Tal es el caso del Inframundo, o el infierno, al cual había acceso no solamente a través de la muerte, sino de manera física por medio de una especie de portal.

Por lo tanto, quien lo encontrara podría entrar y salir del inframundo a su antojo, y con el pasar del tiempo y la transición de esas historias a no más que leyendas, se creyó como algo totalmente falso, sin embargo, en la década de los cincuenta se encontró algo, una especie de túnel escondido muy profundo y caliente, y adivina dónde lo encontraron: En los Campos Flégreos.

Durante mucho tiempo, arqueólogos y exploradores habían explorado la zona en busca de la misteriosa entrada, pero el fracaso de todos ellos mantenía la historia como una mera leyenda. Entonces fue cuando un arqueólogo descubriera algo impresionante en la ciudad romana de Baiae. En tiempos antiguos la ciudad había sido considerada como milagrosa por sus aguas termales, pero en esta ocasión, el interés estaba en otra cosa: un túnel encontrado en las ruinas de la ciudad, con la entrada escondida y tapiada con escombros.

El tamaño y la forma de la entrada delataba la mano humana, pues era de una altura considerable y de una precisión antinatural, sin embargo, al comenzar a bajar por el túnel, notaron la presencia de gases calientes y decidieron que por precaución era mejor dejar el lugar por la paz. Dichos gases podrían ser producto de la roca volcánica sobre la que se habían excavado los túneles, lo que daría sentido al calor sentido en el lugar.

No fue hasta una década después, que un aventurero sin experiencia llamado Robert Paget escuchó del descubrimiento, y a pesar de no tener conocimientos en arqueología, preparó una expedición para intentar llegar al fondo del túnel y revelar sus secretos. Al comenzar la expedición, el grupo se encontró con que la infraestructura podría ser mucho mayor a lo que se tenía en mente en un principio, pero no avanzaron más de 100 metros cuando se toparon con más escombros.

Dichos escombros les tomarían una década completa para poder quitarlos, pero lo que encontraron después valdría todo el esfuerzo, descubriendo tras la pared de escombros que parecían haber sido puestos a propósito, un sistema intrincado de túneles que seguían avanzando hacia abajo y hacia los lados, al que se le dio el nombre de Gran Antrum. Y el mayor descubrimiento de todos era que uno de los túneles acababa en una especie de río subterráneo que se encontraba hirviendo por la roca volcánica.

Según las teorías del aventurero, la leyenda de la entrada al inframundo podría provenir de aquí, pues lo tenía todo: Una temperatura alta, extraños túneles y lo más importante, un río, que la leyenda pudo nombrar como el Estigia, el río por donde eran transportados los muertos hacia el inframundo, y que en aquellos tiempos pudo haber servido para aquello de manera física.

Sea ciertamente una entrada a algún lugar místico o solo la construcción que una cultura hizo como representación de su propia mitología, es cierto que el túnel posee un misticismo y una historia que jamás podremos resolver a ciencia cierta.