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Okiku “La muñeca viviente”

Esta trágica historia se remonta a 1918, cuando un joven compra una muñeca de recuerdo para su hermanita en Sapporo, Japón. La muñeca media 40 centímetros, vestía un kimono, su cabello era corto hasta los hombros y sus ojos eran negros como una noche sin luna.

La pequeña Okiku de 2 años de edad, la adoró desde la primera vez que la vio, y juntas pasaron el mejor año de sus vidas hasta que lamentablemente un resfriado enfermó a Okiku llevándola a la tumba, separándola de su mejor amiga e inseparable muñeca a la cual había nombrado Okiku.

Sus familiares le hicieron un altar a Okiku y colocaron a la muñeca Okiku en el altar, como una representación de su hija, donde le rezaban todos los días por su eterno descanso, conforme paso el tiempo, el pelo de Okiku empezó a crecer hasta las rodillas, señal de que Okiku se aferró a este mundo y poseyó a su bien más preciado para quedarse para siempre.

En 1938, la familia entregó a la muñeca en el templo Mannenji, donde los monjes han cuidado de ella como a una divinidad, le cortan el cabello periódicamente y le toman fotografías con sus diferentes longitudes de cabello. Hasta la fecha Okiku puede ser encontrada en un altar en este mismo templo.

No Cabe duda que Okiku es un ser paranormal, ya que científicos le han realizado diversas pruebas y aunque no encuentran explicación de los paranormales sucesos, todos llegan a la conclusión de que el cabello pertenece a una niña real.

Atte. Edy Doo