Hola, buenas tardes, hoy quiero compartir está anécdota que ocurrió hace unos 80 años atrás, le ocurrió a la mamá de mi abuela materna.
Algunas personas no creen en las brujas, otras que hay brujas buenas y malas como en las películas. Está historia trata de ellas.
Todo empezó cuándo Anastacia (la mamá de mi abuela) dió a luz a un varón, como es lógico había felicidad por la llegada de el bebé.
En aquella época no había electricidad, las personas usaban velas o lámparas de gas, las mujeres se levantaban de madrugada para empezar las labores del hogar, darle de comer a sus animales de granja (gallinas, guajolotes, cabras) y con los productos empezar el almuerzo, Anastacia era una de ellas.
Un día, después de haber pasado como un mes aproximadamente del parto, sintió como si alguien le hubiera pasado por encima mientras estaba acostada para dormir, pero no pudo ver nada en medio de la oscuridad.
Al día siguiente mi bisabuela se levantó muy temprano a comenzar con sus labores, apurándose lo más que pudiera ya que tenía que atender a sus hijos y al bebé después de que su esposo se fuera a trabajar.
Pasaron las horas y ella continúo en sus labores aprovechando que el bebé no se había despertado, ya como a las 11:00 am, se le hizo mucho que el nene no despertara, así que decidió hacer una pausa para alimentarlo, le comentó a una de sus hijas que iba a despertar al bebé para darle de comer por que ya era muy tarde.
Al acercarse a la cama, tomó a su bebé en brazos, y cuál fue su sorpresa, que su hijo no respiraba, tenía mordidas en ambos lados del cuello y en sus bracitos, sus testículos estaban totalmente chupados. Para ella fue horrible ver a su bebé así, sin vida, sin una sola gota de sangre.
Destruida de tristeza, como pudo avisó a sus familiares, entre sollozos les contó lo ocurrido, y se empezaron a reunir en su casa para velar al pequeño.
Un poco más tarde, un poco más tranquila y haber salido del shock que le ocasionó su perdida, una de sus cuñadas se acercó a Anastacia y le dijo que ella le traería un hábito (ropón) y una coronita para vestir al bebé y velarlo, Anastacia aceptó, cuándo ya habían terminado de vestir al bebé con el hábito, el bebé soltó una macabra risa.
Todos los presentes coincidieron en que había sido obra de una bruja y las mordidas en el cuerpo del bebé no decían lo contrario.
Tiempo después de lo sucedido, mi bisabuela tuvo a mi abuela Rosa y dos niños más, pero la historia no tiene un final feliz ya sea por maldad, envidia o simple casualidad.
Un día, Anastacia estaba en compañía de mi abuela, quien en ese entonces tenía 11 años, en el jardín dándole alimento a los animales, cuando de pronto se les acercaron dos mujeres a quien conocían de años.
Las mujeres le pidieron que les vendiera dos gallinas, pero tenían que ser negras, Anastacia se negó, les dijo que debían esperar a que las gallinas que estaban echadas salieran del nido por que descompletaban el sustento de sus hijos, cuándo eso pasara no se las iba a vender si no que se las regalaría, las dos mujeres le exigían que necesitaban las gallinas en ese instante, pero Anastacia seguía negándose mientras discutían.
Eso no les dio gracia a las mujeres y la sentenciaron a muerte, una de ellas con mirada diabólica la apunto con el dedo diciendo, “No te apures no nos las des, pero acabas de firmar tú propia sentencia de muerte”, la otra mujer hizo unas señas muy extrañas y se retiraron. Anastacia estaba pasmada, pero decidió ignorar.
Al pasar los días Anastacia comenzó a sentir muchos malestares, de la nada le empezó a crecer el abdomen, parecía como si se fuera a aliviar nuevamente, sentía que algo se le movía dentro, su esposo preocupado fue por la partera del lugar para consultar la situación con ella, cuando vio a Anastacia asombrada de ver la situación le dijo que efectivamente algo se le movía por dentro pero que era imposible que estuviera por aliviarse, pues cuatro meses atrás ella había tenido un bebé, las cuentas no daban.
Anastacia no tuvo sanación, entró en coma y unas dos semanas después ella falleció dejando a mi abuela Rosa y sus hermanos huérfanos.
Está es parte de la vida de mi abuela. Espero y les parezca interesante, gracias por su atención.
Anónimo (convocatoria de relatos terror Edy Doo)