Los cementerios suelen ser lugares de leyendas, pues de tantos muertos que reposan, hay otros que aún penan, en esta leyenda, el espíritu no se manifiesta, pero lo que sucede en su tumba es verdaderamente escalofriante y fascinante a la vez.
La historia comienza con una mujer que un día caminaba por el campo, cuando de pronto tropezó con algo y cayó al suelo, percatándose que frente a sus ojos, había un crucifijo roto, al cual decidió llevarlo a casa para honrarlo.
Desde el momento que el crucifijo roto cruzó las puertas de su hogar, la mujer le hizo un altar y no hubo un solo día que no le colocara rosas ni le prendiera veladoras.
Pasaron los ańos, y un día la señora enfermó gravemente, y les mencionó a sus hijos que no se preocuparan, pues ella sería feliz después de morir, ya que Dios le había hablado mediante un sueño, y este le dijo que así como a él nunca le faltaron rosas, a ella tampoco le faltarían rosas en su tumba.
Llegó el lamentable día en que la devota falleció, para posteriormente enterrarla en el famoso cementerio de Guadalajara, Jalisco, “el panteón de Belén” conocido por su alta actividad paranormal en múltiples de sus tumbas y sus alrededores.
Transcurrieron los días, y efectivamente Dios cumplió su promesa a la mujer, pues de una manera curiosa comenzaron a nacer rosas sobre ambos lados de su tumba, curiosa porque los tallos no salían en forma horizontal, sino inclinados como si quisieran abrazar el monumento funerario, ahora conocido como “La tumba de las rosas”.
Atte. Edy Doo