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El aterrador Hospital Mental de Byberry

Si existe algún asilo u hospital que pudiera haber servido de inspiración para las películas de terror, seguramente el Hospital Mental de Byberry podría ser ese lugar.

Se trata de un enorme hospital que durante su historia vio entrar miles de pacientes, muchos enfermos y otros asesinos que presuntamente tenían problemas mentales. Y se hizo famoso por los horribles tratos que los pacientes decían sufrir, y de no ser porque un camillero tomó numerosas fotografías del trato inhumano que padecían ahí, seguramente hubiera durado más años.

La construcción era tan grande, que tomó casi medio siglo para que se pudieran completar los más de 50 edificios que conformaban el hospital. Y dentro de ellos se encontraban dormitorios mixtos, enfermerías, cocinas, lavanderías, una capilla y un depósito de cadáveres, aparte de las oficinas de administración. Era un lugar tan extenso que dentro de sus paredes llegaron a albergar a poco más de 7,000 pacientes, en el momento con mayor población del lugar.

Sin embargo, es curioso que en un principio el lugar no era un hospital, sino una granja de trabajo para enfermos mentales, fue hasta después que se convirtió en un asilo de campo, finalmente en 1907 se consolidó como el Hospital Mental Byberry que tanto terror trajo al mundo.

Fueron tantas las personas que estuvieron ahí, que las condiciones para los pacientes se volvieron pobres e inhumanas, igual que el trato de los trabajadores. Hay fotografías de pacientes atados con correas de cuera en sus camas. Eran golpeados con trozos de manguera de goma por los guardias del lugar. Uno de los pacientes informó que uno de sus dientes había sido retirado sin novocaína.

Era tanto el descuido de los administrativos, que se sabe que llegaban a dejar áreas enteras sin cuidado alguno, quedando los pacientes de esos edificios prácticamente abandonados. Muchas veces en los pasillos se podían encontrar excremento tirado en el suelo, sin que nadie hiciera nada por limpiar. Se dice que incluso hubo una ocasión en que un paciente desmembró a otro durante la noche, dejando en el suelo y las paredes manchas grotescas de sangre.

En su libro, La vergüenza de los Estados Unidos, Albert Deutsch describió los horrores que vio dentro: “Al pasar por algunas de las salas de Byberry, me acordé de las fotos de los campos de concentración nazis. Entré en un edificio plagado de seres humanos desnudos arreados como ganado y que son tratados con menos preocupación, impregnado de un olor fétido tan pesado, tan nauseabundo, que el hedor parecía tener casi una existencia física propia.”

En los 90’ se declaró el cierre de sus operaciones, luego de que todos los dirigentes del lugar fueran acusados por las inhumanas condiciones del Hospital.

Lo aterrador es que los vecinos más cercanos al lugar (a pesar de estar a kilómetros de distancia) juntaron miles de firmas para que el edificio fuera derrumbado, según ellos por la extraña presencia que aquel lugar tenebroso y abandonado desprendía, lo que no resulta difícil de creer luego de las muertes y la crueldad que muchos pacientes vivieron en ese terrible lugar