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Misterios del metro de la Ciudad de México

El metro de México fue tan importante para la ciudad, que los mismos presidentes en curso han sido quienes han inaugurado algunas líneas. Es un medio de transporte esencial, y al estar en constante contacto con tantas personas diariamente, es normal que corran rumores y leyendas con el metro, sus estaciones y túneles.

La línea 2

Desde su construcción han aparecido múltiples historias relacionadas con esta línea, como la que cuenta que en las vías del Metro Pino Suárez aparece un fantasma llorando. Otros cuentan que a las 3 de la mañana se aparece un tren fantasma que va de Allende a Zócalo.

Estación militar

La más sonada de la línea 2 (y al mismo tiempo la más probable) es que la línea no termina en Cuatro Caminos, sino que sigue y se conecta a una estación secreta, que conecta con el cuartel militar que hay cerca de esa zona, y está lista para cualquier emergencia del ejército.

La rata gigante

Se cuenta que en la línea 3 del Metro, entre los túneles que van de Viveros a Miguel Ángel de Quevedo han oído extraños rugidos y chillidos. Y son vagabundos y los mismos empleados del metro quienes han afirmado ver una enorme criatura con aspecto de rata. Depende quien la cuente, la rata tiene tamaño de un perro grande, otros hablan incluso de un hombre-rata, y otros más cuentan que la gente de la Merced cuida a la bestia pues controla otras plagas.

La maleta abandonada

En los años 80, en la época de la guerra fría, las amenazas de bomba eran rumores comunes, y para el metro no era distinto, muchas veces se reportaron maletas abandonadas, pero siempre fueron falsas alarmas. Sin embargo, se cuenta que, en una ocasión, en una de esas maletas abandonadas se encontró un feto humano.

El vampiro de Barranca del Muerto

Según se cuenta, un hombre se quedó dormido en el último tren de la línea 6 en dirección a Barranca del Muerto. Cuando se despertó se encontró en completa penumbra, sacó un encendedor para buscar una salida, y en el túnel descubrió a dos hombres peleando. El primero un vagabundo, mientras que el segundo era muy alto y delgado, de piel pálida y uñas afiladas. Cuando el hombre alto empezó a morder el cuello del vagabundo, el testigo aprovechó para escapar.

Atte. Edy Doo