“Junko Furuta” historia terrible de una chica japonesa
Junko Furuta era una jovencita japonesa nacida en una familia trabajadora y honesta, ella, a pesar de sus modestos recursos había alcanzado ser una estudiante sobresaliente. Además, por su personalidad tenía muchas amistades en todos los lugares que pisó. Sin embargo, en la escuela era señalada como “aburrida” por muchos hombres, que tal vez solo sentían resentimiento en contra de ella por no ser igual que muchas otras mujeres, y no tener relaciones sexuales con ellos, ni salir a los lugares que frecuentaban ni tener noviazgo alguno. Y se dice que esta pudo ser la razón de que cuatro estudiantes del mismo colegio la secuestraran en el mes de noviembre de 1988.
Junko Furuta Historia de Tortura
Según relataron los propios secuestradores tiempo después, al momento de secuestrarla no había habido violencia, pues uno de ellos estaba metido en la Yakuza (la mafia japonesa) y aunque no fuera nadie importante, bastó como amenaza para que Junko Furuta accediera a acompañarlos, seguramente por el miedo de que pudieran hacerle daño, pero de haber sabido lo que le harían en los próximos 44 días, seguramente hubiera puesto toda la resistencia que su cuerpo hubiera soportado.
Los jóvenes secuestradores eran Hiroshi de 18 años, Kamisaku de 17, Nobuharu de 16 y Watanabe de 17. Como no tenían una propiedad o lugar donde ocultar a Junko, la llevaron a casa de Nobuharu aunque sus padres vivían ahí. Al principio ocultaron todo con el pretexto de que era novia de uno de ellos, pero pronto la amenaza llegó hasta los padres, y a pesar de saber que se trataba de un secuestro, no hicieron nada.
Y fue lo mismo que hizo la familia de Junko Furuta, pues los jóvenes, adelantándose a las consecuencias, obligaron a la muchacha a llamar a su familia para avisar que se había fugado, que estaba perfectamente en casa de un amigo y no volvería en un tiempo. Por lo que la familia no presentó denuncia inmediatamente, y aquí comenzó el infierno.
Al principio, el grupo comenzó a abusar sexualmente de Junko Furuta cada que se les apetecía, por lo que la acabaron dejando sin ropa alguna, manteniéndola desnuda todo el día. Y poco a poco, el sadismo de los jóvenes fue aumentando en grados muy enfermos, pues, ya no solo la violaban, sino que la obligaban a hacer otras cosas denigrantes y dolorosas. Las violaciones siguieron, y cada vez fueron en mayor cantidad, pues los secuestradores llegaron a comentar que la noticia de Junko Furuta se fue extendiendo entre amigos, y cada vez más hombres llegaban al lugar con la única intención de poseerla a la fuerza también, llegando a ser aproximadamente unas 100 personas las que abusarían de la joven durante su encierro.
La tortura y las perversidades fueron en aumento, pero es tan fuerte lo que le hacían que no me atrevo a mencionarlo, sin embargo todo aquel sufrimiento no era suficiente para ellos, pues buscando hacerle aún más daño, comenzaron a alimentarla solo con cucarachas y orina, dejando su estómago tan mal que cuando se le dio un simple vaso de agua, su cuerpo no lo retuvo y lo vomitó. Mientras, las cien personas seguían aprovechándose de la joven Junko Furuta, y no hubo una sola de entre todos ellos que sintiera la suficiente empatía como para denunciar a los demás, ni siquiera los padres del muchacho le brindaron ayuda. Se llegó a encontrar tan sola y falta de esperanza, que comenzó a pedir a los muchachos que solo la mataran y siguieran con sus vidas.
Pero el horrible final de Junko Furuta, llegó el día 44. Cuando, por algún motivo, la retaron a jugar al Mah-jong, aun con su pésima condición de salud, la joven ganó y sus opresores, que seguro habían hecho todo solo para mostrar superioridad ante ella, no pudieron aceptar la derrota y la golpearon con una pesa de hierro, le rociaron líquido inflamable por todo el cuerpo y le prendieron fuego. Ellos mismos lo apagaron, pues, según dijeron, solo era un “escarmiento” y no pensaban matarla, pero ajenos a cualquier conocimiento médico, el cuerpo de Junko Furuta no soportó más y horas más tarde murió de un shock.
Los jóvenes escondieron el cuerpo muy bien, pues fue hasta un año más tarde que la policía lo encontró. Pero una vez haciéndolo se encontraron pruebas incriminatorias contra los jóvenes y fueron enjuiciados. Y aquí viene lo más increíble de la historia, pues a pesar de haber sido condenados a prisión, al ser menores de edad no fueron encerrados por más de 17 años, así que seguramente a día de hoy ya estén libres y tengan la vida normal que Junko Furuta no tuvo oportunidad de tener.
Esta fue la terrible historia de Junko Furuta (en paz descanse)