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La mansión Erickson

En el bello puerto de Mazatlán, Sinaloa existió “El palacio del amor y la alegría”, hermosa mansión de Reed Erickson, un reconocido miembro de la comunidad LGTB en Estados Unidos, donde se dice que se vio involucrado en actos ilícitos, es por eso que vino a México escapando, y aunque la gente en su país de origen lo recuerda como un héroe por ayudar a personas marginadas mediante sus fundaciones, los mazatlecos que vivieron en aquella época, lo recuerdan con escalofríos, pues relatan que aterradores eventos sucedían dentro de su mansión, más bien conocida como “La casa del diablo”.

Los rumores dicen que Erickson, anteriormente llamado Rita, pues había nacido mujer, era uno de los lideres de una secta satánica, y en su hogar se realizaban escalofriantes reuniones donde invocaban al diablo, mediante sacrificios de jóvenes, niños y recién nacidos. Los restos humanos que quedaban eran lanzados a su leopardo “Henry”, el cual devoraba hasta el último hueso.

No se sabe a ciencia cierta que pasó con Erickson, algunos cuentan que falleció, que lo arrestaron o que escapó, pero independientemente de su misteriosa desaparición, se dice que los atroces crímenes se siguieron llevando a cabo dentro de su casa, pues los fieles seguidores se seguían reuniendo.

Pasó el tiempo y la terrorífica mansión quedó en pleno abandono, sus paredes comenzaron a deteriorarse, pero no lo suficiente para que los curiosos que se atrevieran a entrar, vieran plasmadas manchas de sangre y grabados infernales; como también se podría encontrar la jaula de la mascota voraz y ductos en el techo, por el cual se presume que corría la sangre derramada de las víctimas.

En internet se puede encontrar la historia de una mujer que trabajaba en un centro de copiado, en uno de esos días laborales, ella entregó un paquete de fotografías a uno de los clientes, no sin antes supervisar la calidad de las imágenes, fue entonces que vio un aquelarre alrededor de la piscina, todos los integrantes estaban desnudos y agarrados de la mano, parecían estar rezando a un dios pagano. Este testimonio y muchos de los que corren en “La Perla del Pacifico” ratifican la leyenda que gira en torno a esta casa.

La mansión que estaba ubicada en el fraccionamiento residencial “El Dorado”, fue derrumbada hace varios años, sin embargo en el terreno de aquella propiedad, aún no se olvida que habitó el diablo, pues vecinos y transeúntes aún pueden escuchar los desgarradores lamentos de las víctimas que fueron asesinadas en el lugar.

Atte. Edy Doo