El concepto de los zombies no es algo tan nuevo como pensamos, aunque apenas hace algunos años tomaran tanta fama con tantas películas, series, videojuegos y hasta novelas, sabemos de leyendas que relatan su existencia desde principios del siglo pasado.
Al menos como el ser sin consciencia propia que asociamos con ellos, pues Salomón ya hablaba acerca de necromancia como un arte mágica para resucitar a los muertos, pero la historia de levantarse de la tumba proviene de Haití y sus prácticas vudú, exactamente de los llamados “Bokor”, magos negros del vudú.
La mayor diferencia entre los zombis del vudú y la necromancia es que mientras que estos últimos reviven, en el vudú no se trata de personas muertas en primer lugar.
Se conoce que su magia tiene mucho que ver con brebajes, envenenando con sustancias más que con hechizos, y existe uno que sirve justamente para la zombificación, y para el país haitiano es tan real, que hasta existe una ley que prohíbe el provocarla, penándola como un intento de asesinato.
¿Por qué? Pues principalmente por su metodología, ya que en su primer paso para crear un zombie, el Borok tiene que crear un brebaje creado casi puramente a base de veneno, pero un veneno tan sutil que solo deja en un estado inerte a la víctima, haciendo que se le considere muerto y lo lleven a enterrar, aun cuando en el fondo, la persona siga consciente.
Una vez enterrado, el Borok va y lo desentierra, despertándolo con otro brebaje, que no solo lo despierta, sino que lo hace perder sus recuerdos y su percepción, algo parecido a una droga que a pesar de su fuerza, permite a la persona sus acciones motrices. Pero sin consciencia propia, acaba siendo un mero esclavo del Borok. A estos seres se les conoce como zombificados.
Se cree que esta magia proviene de áfrica, pero no se sabe a ciencia cierta su origen, solo lo que provoca en sus víctimas, y aunque pueda parecer poco más que una historia, existen casos registrados de personas que volvieron luego de haber sido dado por muertos.
Como es el caso de Clairvius Narcisse, un hombre que en 1962 fue dado por muerto luego de llegar al hospital, su registro de muerte lo firmaron tres doctores y al día siguiente fue enterrado. Casi 20 años después Clairvius regresó a su casa, para la sorpresa de todos no solo estaba vivo, sino que estaba muy raro, casi como si hubiera llegado allí por error.
Cuando contó su historia dijo que durante todo el tiempo que estuvo en el hospital, tantos años atrás, podía escuchar todo lo que decían, oyendo impotente cuando lo dieron por muerto, así como el llanto de su hermana en el ataúd.
Hasta tenía una cicatriz en la cara por un clavo que le había alcanzado al enterrarlo en el ataúd. Pocas horas después, seguramente en la noche, llegó un hombre que lo desenterró y le dio el brebaje, se trataba de un Borok, del que fue esclavo, o zombie, durante todos esos años en otro pueblo, lejos de allí. Si había vuelto era porque aquel hombre había muerto.
Pero ¿Cómo lo enveneno en primer lugar? Se dice que existe algo llamado “polvo de zombie”, en mismo veneno, pero en forma de polvo, que puede ser consumido por la víctima de muchas formas.
La más práctica de todas es rociarlo por toda su casa, pues al ser algo común en aquel país andar por la casa descalzo, es relativamente sencillo que puedan quedar envenenados. Solo hasta ser reanimados con el antídoto que les produce un estado alucinatorio consciente, que los convierte en un sumiso y obediente esclavo.
Se dice que aquel polvo es una combinación muy precisa de extractos de plantas, huesos tanto animales como humanos, sapos, gusanos y hasta un poco de pez globo, ese que ha provocado tantas muertes por su toxicidad. Por lo que no resulta difícil que las víctimas se queden en un estado delirante. Solo para que sean vendidos como esclavos o se les mate cuando envejezcan cuando ya no son útiles.
Por lo que ser un zombie en Haití podría ser peor que un zombie de los que conocemos, pues mientras que estos últimos ya son muertos y no se tiene ni una pizca de vida, los Borok por otro lado los convierte en esclavos vivos y semi conscientes.